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Párpados de Lava


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Las cortinas abiertas, mis párpados se encandilan, envueltos en un rojo sangre, como lámparas de lava, el calor besa suave mi rostro. Difícil es abrir los ojos cuando tienes un proyectil enfurecido que dispara fuego a todas direcciones, y cuando lo logro vuelve esa sensación de vació de nuevo, mucha luz, poco entusiasmo. Los sentimientos que me invaden queman como el sol en su centro, mis difusos pensamientos no son más que deseos de aquello que no tengo, que quiero y a que tal vez necesito, tal vez no. Si pudiera desligarme de todo, si pudiera tenerte, todo a mi alrededor cambiaría, sería luz de neón. Debería cerrar las cortinas, encerrarme en mi oscuridad y pensar en cómo convencerte de que si tú me miras todo lo demás no me interesa, de que lo exterior se vuelve efímero y que podría perderme en lo profundo de tu mirada y que ahí en ese punto placentero no habrá ningún obstáculo para quedarme en tus pupilas o detrás de ellas, pero vuelvo a sentir el calor que arruina mi momento poético y quema al instante todo recuerdo tuyo, entonces es justo ahí cuando de verdad tengo que cerrar las cortinas.

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