Visitas

4:30 A.M.


.

Vi el reloj:  4:30 a.m. Me moví de un lado a otro, tomé el borde de mi cobertor y lo coloqué al tope de mi cuello, di la media vuelta; doble la rodilla, subí un poco la pierna y abracé mi almohada como si fuera la cosa más amada en el mundo. Mi madre entró a mi habitación, dijo algunas palabras que confundí con mi ensueño, no recuerdo exactamente qué fue lo que mencionó. Las lágrimas comenzaron a salir de mis ojos, se recostó conmigo, estuve un rato postrada en la misma posición, mis ojos parecían dos casos llenados por la lluvia que se desbordaban a cada momento. Me dijo que no llorara, pero era inútil, quería que me dejara sola, pero no me atreví a mencionarlo, no podía hablar, no quería, sentía miedo.
El silencio era inusual, me quedé un rato a ver si escuchaba algo, solo los fúnebres chirridos de un grillo a lo lejos, me desesperaba ese silencio esa quietud amarga. No pude más y me levanté; caminé hacia la puerta, tomé el picaporte, lo giré; vi una luz brillante que se reflejaba en la puerta, entraba por la ventana, un vecino había encendido la luz de su patio. Continué. Al llegar al baño, tomé un poco de agua del lavabo y empapé  mi rostro, tenía los ojos hinchados de lo mucho que había llorado; en un momento pensé en irme al sillón, recostarme ahí y ver qué pasaba, la idea de irme a mi habitación no me agradaba, me sentía incómoda con mi madre durmiendo ahí. La poca luz del exterior y el silencio hacían un juego siniestro.

 ¿Por qué lloraba? me sequé la cara confundida y resignada volví a mi habitación, el calor de mi madre no me favorecía mucho, ocupaba mucho espacio en la cama y yo casi a punto de caer al suelo, tomé mi cobertor y me envolví como se envuelve un hermoso obsequio. Mi respiración se aceleraba, y apenas de sentir el miedo se me salían las lágrimas. Comencé a soñar. Me veía levantada, caminando hacia la puerta,  tomé el picaporte, lo giré, vi la luz de los vecinos, volteaba de nuevo a la ventana, algo era diferente ésta vez, había alguien, me observaba. Desperté de nuevo. Quería levantarme, pero no pude, estaba como atrapada en mi cobertor, le hablé a mi madre,  ahora, ¿qué estaba alado mío? traté de sacar mis manos, grité y un silencio apagó el sonido. Ahora estaba segura de que no era mi madre, aquel bulto crecía, me empujaba más a la orilla de la cama; no aguantaba el miedo y las lágrimas eran difíciles de contener. Caí al suelo, sentí un golpe seco que me despertó por completo. Mi madre solo se movió, los ruidos de la noche me percataban de que estaba despierta, me levanté como pude y subí el cobertor, estaba confundida, mis ojos se sentían hinchados, estaba cansada, pero ya no quería dormir.

Caminé hacia la puerta, la luz se reflejó de nuevo, salí rápidamente del cuarto, con el silencio, podía oír los latidos de mi corazón. Di un paso, salí pero no solté el picaporte, ahora estaba en la puerta principal de mi casa, como si la puerta de mi habitación diera directamente al exterior, no había luna, la lámpara de la carretera radiaba una luz amarilla, y se apagaba de vez en cuando, hacía frío, desconcertada intenté regresar, con una fuerza extraordinaria la puerta se cerró y me empujó al exterior completamente. Regresé la vista a la ventana, había una silueta parada ahí, me miraba, tal vez era mi madre, aunque lo dudé, porqué más bien parecía una silueta masculina. Estaba asustada, nunca había sentido tanto miedo en mi corta vida. ¿Qué voy a hacer? ese hombre está adentro de mi casa y mi hermana y mi madre están solas, expuestas. La luz de la lámpara de fuera comenzaba a fallar, cerré mis ojos, los apreté tanto que sentí un dolor leve, se apagó, ahí fue cuando me desvanecí, sentí  como mi cuerpo se hacía agua. Cuando abrí mis ojos estaba recostada en el sillón, la televisión estaba  encendida, los infomerciales estaban en su apogeo, limpié las lágrimas de mi rostro y seguidamente apagué la TV. Me dirigí a mi habitación, la cama estaba intacta, corrí al cuarto de mi madre, estaba profundamente dormida, regresé un poco más tranquila, vi el reloj:  4:30 a.m.

Your Reply